El aguacate

Enlace permanente Reportar al webmaster

Había una vez un aguacate que quería ser comido pero nadie lo pelaba.

Su nombre era Pánfilo. El aguacate vivía en una caja de un puesto en la central de abasto, pero nadie lo escogía... siempre se llevaban a los demás.

Hasta que un día un tortero lo tomó y dijo "que bello aguacate"... el aguacate, feliz porque sabía que por fin se lo iban a comer, se aventó a la bolsa del mandado del tortero y éste pagó por él y se lo llevó.

El aguacate estaba esperando a que le llegara su turno en el refrigerador del tortero... pasaron un par de días y el tortero no lo pelaba.

Cada vez que el tortero abría el refrigerador, el aguacate le suplicaba que lo llevara para embarrarlo en las tortas, pero el tortero le decía "estás muy verde, todavía te falta".

Un par de días después, el tortero sufrió un accidente y la tortería permaneció cerrada por varios días.

Cuando el tortero regresó, se dio cuenta de que el aguacate ya estaba demasiado maduro.

Lo tomó y le dijo "lo siento, pero ya estás muy viejo". El aguacate, sabiendo que sus mejores días habían pasado, se resignó a su destino: el bote de la basura.

Y así sucedió. El tortero lo botó a la basura. Esa noche, el camión pasó y recogió el bote para llevarlo al basurero.

Al día siguiente, con el sol y el resto de la basura, el aguacate comenzó a echarse a perder... el pobre sufría puesto que jamás pudo tener el gusto de ser disfrutado por el paladar de las personas...

Lloraba su destino cuando un pepenador lo vio... y dijo "vaya, creo que algo bueno puede salir de este aguacate..."

El aguacate, callado, se preguntaba qué cosa buena podría salir de el...

El pepenador, llegando a su choza, lo deshizo, tiró todo y plantó la semilla...

Parte del aguacate estaba en la semilla, pero no sabía de qué se trataba la cosa...

El aguacate sintió cómo el pepenador lo había enterrado en la tierra. El aguacate perdió la consciencia cuando fue enterrado...

Meses después, el aguacate se percató de que una luz le lastimaba los ojos... le tardó varios días acostumbrarse... cuando por fin los abrió y pudo ver bien, se dio cuenta de que se había convertido en arbol... sintió cómo alguien le jalaba una rama, y notó que era el pepenador que estaba arrancándole algunos cuantos aguacates, tan bellos como lo era él...

Volteó a ver al pepenador, el cual tomaba los aguacates y decía "vaya que salió algo bueno de ese aguacate"... y regresaba a su choza con ellos, dispuesto a darse un banquete con su familia.

Desde ese entonces, el aguacate vivió feliz, puesto que sabía que su vida fue mejor de lo que él esperaba... ya no sólo le iba a dar gusto a algunos cuantos... sino a muchas más personas que iban a realmente disfrutar de sus frutos.

Documento originalmente publicado en whitepuma.net en mar 4, 2001.

Nadie ha calificado esta entrada.
¡Califícala ahora!
Resultados: 0 puntos • Promedio: 0.000