Los Yav-dem siempre han sido una raza predominante en el universo, y muy pocas civilizaciones saben quienes son realmente. Hay quienes piensan que ellos fueron los creadores, pero ellos sólo llegaron a darle orden al caos.
El consejo científico siempre ha escogido a los jóvenes más talentosos para enviarlos a iniciar nuevos mundos o a guiar hacia la perfección a aquellas razas que no tienen una línea congruente en la vida.
Algunos de los miembros más reconocidos de esta raza han logrado tanto poder que dominan inmensas áreas del universo al mismo tiempo, haciendo de la vida en su territorio algo más que un paraíso. Algunos otros han cometido graves errores al sobreestimar su creatividad y sabiduría, logrando malformaciones de mundos, trazando rutas incorrectas en la expansión del universo -lo cual ha ocasionado espectaculares choques entre galaxias-, creando aberraciones en vez de seres vivientes... Otros cuantos han renunciado a la mente global que son los Yav-dem y han intentado crear sus propios ambientes en otras dimensiones. Algunos han tenido éxito, otros no, pero al menos han dejado 'túneles' entre sus dominios de tal manera que los habitantes de ellos puedan conocer más de la obra si tienen la suficiente curiosidad como para abrirse paso.
Hubo una era en el tiempo de los Yav-dem en la cual destacó un jóven... tenía suficiente poder como para destruir el universo él sólo. Sus creadores habían hecho bien al inculcarle un estricto sentido sobre las cosas que deben ser y las que no (aunque poco habían podido hacer sobre su vanidad, la cual era algo elevada dentro de lo permisible).
El día de la prueba, este joven, junto con el resto de su generación, tuvo un severo problema: la falló.
Todos ese día fueron llevados al límite del universo. La nave los recogió a todos en el centro de concentración y llegó a la plataforma unos instantes después. Todos bajaron y, reunidos ante el guía, comenzaron a concentrar sus mentes en la pared interna. Poco a poco fueron acumulando sus poderes, haciendo que el universo se expandiera. El guía tenía muy bien medido el esfuerzo de todos y cada uno de ellos. Unos tardaron más en comenzar a concentrar su poder, otros menos, unos empujaban más fuerte que otros, pero todos lograban que, desde ese punto, la esfera se hiciera unos cuantos metros más grande.
Llegó el momento de detenerse, y el guía señaló con un dedo a este jóven, diciéndole:
Tu no has logrado ayudar a tus compañeros. Al parecer no sirves para trabajar en equipo, o tu poder no ha alcanzado el punto necesario para la prueba. Ve ante el consejo inmediatamente para que analicen si eres o no digno de ser un guía.
Frustrado, el joven hizo lo que le indicaron y asistió al consejo. Analizaron su proceso de aprendizaje y les extrañó que teniendo tanto potencial no hubiese pasado la prueba. El joven fue recluido a sus aposentos durante un corto tiempo, el cual el consejo aprovechó para tomar una decisión sobre su futuro.
Una vez cumplido el plazo, el joven fue llevado ante el consejo, el cual dictó su sentencia.
Hemos visto que tienes un potencial enorme, de hecho, tienes tanto poder como ninguno de nosotros lo ha tenido. No sabemos como fue que fallaste la prueba. Hemos llegado a la conclusión de que no sabes trabajar en equipo, lo cual no es circunstancial pero sí es importante.
Necesitamos que nos ayudes a hacer una prueba contigo. Escoge una galaxia en formación y trata de formar la vida por ti mismo ahí. Si el resultado es bueno, sabremos qué es lo que debemos hacer contigo.
El joven aceptó el compromiso y fue llevado ante el mapa del universo, para escoger alguna de las miles de galaxias que se formaban. Escogió una no muy lejana del centro, y hacia allá fue transportado y abandonado a su suerte.
Una vez ahí, analizó las nubes de polvo y gases y fue formando sistemas planetarios de ellas. Escogió una de todas y fue dándole forma a los planetas, de los cuales el tercero fue el afortunado en ser elegido para la creación de la vida.
El proceso fue minucioso, lento, productivo. Una vez formadas las bases de la vida, esta comenzó a fluir lentamente, evolucionando. En el tiempo adecuado, tomó algunos especímenes y, contento, volvió hacia su planeta, esperando que el consejo quedase satisfecho con lo que él había creado.
He aquí el resultado -dijo él al mostrarle a los integrantes del consejo su creación, quienes miraron con asombro y satisfacción a los especímenes-.
Bien, has creado un buen concepto de la vida... Líneas atadas de tiempo/espacio... Diferentes especies, de las cuales siempre es una la dominante... un círculo de vida... los unos dependen de los otros.
El joven sonreía satisfecho, esperando que terminaran de hablar para poder saber cual iba a ser su destino.
Pero hubo cambios... se procreó una raza dotada de inteligencia y libre albedrío, la cual ha dominado sobre las demás. Esa especie tiene un pequeño defecto... Mientras regresabas, ellos evolucionaron y se separaron entre sí, formando comunidades con diferentes maneras de pensar, que han desarrollado creencias absurdas, las cuales han hecho que ellos mismos comiencen a destruirse. Tendrás que regresar a corregir ese error antes de que sea demasiado tarde.
Atónito, el joven regresó y vio que en ese planeta unos dominaban de manera inadecuada a los otros símiles. Se creó una ley: "sólo el más fuerte sobrevive".
El joven no sabía que hacer y decidió presentarse a sí mismo ante un pueblo, el más oprimido de todos. Escogió a un hombre, le dio una lista de directivas a seguir para poder evolucionar y se fue de regreso a su planeta.
El consejo lo recibió, asintiendo a la decisión, pero tuvo que regresar... no duró mucho tiempo su intervención ante esa especie, sobre todo ante ese grupo étnico al que se presentó.
En esta ocasión tomó medidas más drásticas y secuestró a una joven, a la cual le implantó un gen suyo. Ese gen logró fecundarla, haciéndola concebir un hijo.
Al ver lo que había sucedido, el joven decidió quedarse para ver que rumbo tomaban las cosas... y vaya sorpresa la que se llevó...
Ese ser creado por él nació y tuvo tanto poder como él mismo tenía. Este hijo suyo comenzó a implantar creencias de unión y prosperidad en la gente. El joven, orgulloso, decidió que este hijo suyo merecía algo más que vivir en ese planeta, así que se presentó ante él y le dijo que cuando muriera pasaría a formar parte de su civilización.
Hubo ciertas cosas que causaron variaciones en el destino del hijo... fue traicionado y muerto por aquellos que creían en él, pero que decidieron a fin de cuentas voltearle la espalda.
El hijo murió y su energía vital pasó a formar parte del joven, haciéndolo madurar.
Esta madurez le permitió determinar que esa especie no tenía mucho por delante... decidió regresar a su mundo y explicar al consejo lo ocurrido.
El consejo discutió con él cuales eran los defectos de esa especie, y porqué los habían desarrollado. Y es que era un caso curioso, ya que tales defectos no tenían, en apariencia, una razón de ser. Tal vez esos seres sabían el poder que tenían dentro, pero su frustración por no saber qué era o cómo manifestarlo los hacia odiarse los unos a los otros.
En fin... Este ahora joven maduro fue aconsejado a dejar que pasara un poco más de tiempo y regresar a hacer presencia en ese mundo ante toda su creación, para hacerlos comprender de una buena vez cuan grande era su orígen. Mientras el momento llegaba, él se entrenaba para lograr el grado de perfección necesario para asumir el control de todo aquello que le fuera encomendado por el consejo.
...Y mientras tanto, en este planeta, seguiremos matándonos a nosotros mismos, sintiéndonos solos y desamparados, concentrándonos más en ser mejores ante los demás que ante nosotros mismos, hasta que ese joven maduro, ese ser que nos creó, al que aquí se le ha nombrado 'Yaveh', 'Jeovah', 'Dios', 'Alá', 'Ra', 'Odín', 'Zeuz', 'Júpiter' y con otros cientos de nombres desde que nos hicimos conscientes de nuestra existencia, regrese a este planeta y nos guíe hacia nuestra perfección como parte del cosmos al que pertenecemos.
Documento originalmente publicado en whitepuma.net en nov 15, 1999.