Nuestro juramento (parte dos) Das Prinzip vom Ende

Enlace permanente Reportar al webmaster

—

Perfecto, entonces esta noche la conoceré...

— Apúrense apestosos, báñense bien pa’ que no huelan a chivos...

— Huy... el galán está nervioso –me dice Luis–

— ¿Nervioso? ¡Imbécil! ¿Acaso es la primera vez que nos echamos encima a las carnecitas? ¿Qué tal luzco?

— Como novio vestido y alborotado.

— Perfecto –contesto– ¿Ya están listos señores? Hoy es la noche de intercambio cultural; no olviden lavarse el hocico porque apestan a desagüe... Ahora vamos...

— Cof cof, que nombrecito el de esta disco... No importa, lo que hay dentro es lo importante. Bien señores, manos a la obra, a trabajar se ha dicho.

Entramos y ahí estaba ella, Johana me hace señas para que me acerque, pero estaba inmóvil, con la boca seca y temblando. En eso, ellas se me acercan:

— Mirella, te presento a Alfredo, Alfredo, Mirella, diviértanse. Y se va a seguir presentando a las que serían sacrificadas esa noche.

— ¿Y cómo estás? –me pregunta–

Yo sólo la miro, no puedo hablar, no logro pronunciar ninguna palabra.

— ¿Estás bien? –pregunta otra vez–

Apenas logro decir que sí. Pues no parece –y me acaricia el rostro– estás sudando.

— Es que hace mucho calor aquí –diablos... ¿qué digo? ¿de qué converso? ¡esta mujer me pone en blanco! En eso escucho el sonido que llega del cielo, es una melodía salvadora, THESE ARE THE DAYS OF OUR LIVES

— ¿Bailas? –pregunto, y ella sonríe y me dice:– Pensé que nunca lo dirías...

Y la cojo de la mano y la ayudo a pararse, me acerco y rodeo su cintura con mi mano, acerco su cuerpo cálido al mío y ella recuesta su cabeza contra mi pecho. Recuerdo cada segundo, recuerdo su corazón latir fuertemente al lado del mío, su piel la sentía suave y cálida mientras deslizaba mis dedos en su cintura, su cabello, oliendo a rosas; nuestros cuerpos bailaban al compás de nuestras caricias y nuestras miradas empiezan a buscarse y no paran hasta encontrarse. Nos miramos y en silencio me acerco a ella y a un centímetro de sus labios rojos y dulces puedo sentir su respiración detenerse y la beso, olvido que no estamos solos y me sumerjo en nuestro momento.

La beso, entregando mi vida en ese beso, tratando de decir mil cosas a través de él, ella me acaricia el cabello y la espalda y yo recorro su espalda con las yemas de mis dedos... Nos miramos y nos abrazamos fuertemente... tan fuerte que puedo sentirlo incluso ahora que escribo estas líneas. Le susurro al oído diciéndole:

— Salgamos de aquí.

Ella me mira y me dice:

— ¿Qué esperamos?

Comenzamos a recorrer las calles sin rumbo aparente en medio de toda la gente, hablamos de mí, ella, amigos, planes futuros, nosotros. Recuerdo que esa misma noche me juró amor eterno y yo me negué a hacerlo, hicimos un pacto de sangre y eligimos nuestra canción favorita: “Good Bye Cruel World”, de Pink Floyd.

— Toma mi mano y pincha mi dedo índice.

Ella titubea.

— No temas –le digo–

Me coge la mano y lo hace. Ahora es mi turno.

— ¿Me dolerá?

— Nop, pero no olvides respirar.

— Ay mierda!! Dolió

— ¡Jajaja!, junta tu dedo con el mío y escucha:

— Cuando tu corazón se sienta desolado, yo seré tu hambre de buena fe; cuando te sientas débil y por caer, yo te serviré de apoyo, yo no me iré. Yo seré la roca en la que puedes descansar, estaré allí cuando estés débil, para cuidarte, para ayudarte, cuando te sientas sin fuerzas, lo juro, yo seré fuerte, cuando no haya un porqué, yo lo encontraré, yo seré el muro que te proteja del viento y la lluvia, del frío y el dolor, y aunque las distancias sean largas y los cielos nos separen, esta noche es la noche donde dos se vuelven uno; cuando te consuma el frío, yo seré el fuego en tu vida, y cuando alguien te hiera, yo te protegeré, yo pelearé... Yo estaré allí cuando me necesites, para abrazarte y cuidarte, para protegerte y ayudarte, yo no me iré, estaré contigo siempre.

— No llores –le digo–

Ella me abraza fuerte y sin decir nada me mira con esos ojos, aquellos en entraban hasta lo mas profundo de mi alma, curando heridas que no podían ser curadas.

— ¿En qué piensas? –pregunta–

— En ti –contesto.– Es que hasta antes de conocerte, anduve perdido, viviendo de mentiras... y ahora que estás aquí, finalmente tengo algo de verdad, finalmente encontré mi libertad, soy sólo un alma perdida que sólo tú puedes encontrar, soy un ángel caído que sólo tú puedes levantar, un enorme vacío que sólo tú puedes llenar, a tu lado todo puedo compartir, toda mi verdad y mis defectos afloran sin miedo a ser juzgado por eso, contigo siento que mi alma crece y se alimenta de nuestro amor.

Ella me mira y me dice:

— Te amo.

— ¡¡¡Diablos!!! –pensé– ¿cómo respondo a eso? El amor es algo que no conozco y lo que siento por ella pues es algo parecido a lo que se supone que debe ser, por lo que escuché hablar...

La miro y para librarme del problema le digo:

— “Te amo” es una frase tan pequeña que no alcanzaría a cubrir lo que yo siento por ti... Es tarde, es mejor que regresemos al hotel. ¿Te acompaño a tu hotel?

Ella sonríe y me da un beso.

— Vamos pues –me dice–

Y así caminamos tan solo compartiendo el silencio que nos rodeaba, hasta llegar al hotel.

— Bueno, aquí me quedo... ¿tu hotel está cerca?

— Sí –contesto– ...total que es sólo un kilómetro y medio.

— Mañana tienes partido, suerte en el juego, yo estaré en la tribuna.

— No creo en la suerte –le digo– pero gracias de todas maneras. Adiós...


— ¡¡¡Levántense cerdos perezosos!!! ¡¡¡son las 6:30 de la mañana y hace media hora que deberían estar despiertos!!! Hoy tenemos un partido importante, así que ¡de pie! –era el D.T.–

— Hey Miau, llegaste bien de madrugada, te vi salir de la disco con el angelito... ¡habla, qué le hiciste picarón! –me pregunta Luis–

— No pasó nada, solo hablamos y caminamos.

— Si huevón, ajá, y yo me chupo el dedo; ya dime qué le hiciste perro; porque yo me agarré a una que me dejó sin cintura... el huevón de Piero tenía razón, habla, ¿qué le hiciste?

— ¿Qué le hice? Bueno, tan solo nos conocimos, eso es todo, Mirella es... ella es... Carajo ella es lo mejor que tengo, mierda, si supieras cómo me siento por dentro cada que estoy con ella, es como si mi alma creciera de una manera increíble.

— ¡Jajaja! Sí huevón, sólo hablaron y tu alma crece, aja, sólo hablar, tú sólo hablar, ya, o.k. Esto está pa’ contarlo.

— ¡¡¡A DESAYUNAR!!! –grita el D.T.–

— Miau ven –dice el chino– ¿y cómo te fue?

— Bien, pásame el café, hablamos y esas cosas.

— ¿Y? ¿nada más?

— ’Ta mare, ¿tan difícil es de creer? sólo nos conocimos.

— Profundamente, espero jejejeje, ya habla, ¿qué fue?

— Nada, sólo hablamos.

— Bueno... si tú lo dices... jajaja, hablaron... ajá...

— Buenos días, ¿cómo amanecimos? –dice Johana– ...muy bien por lo que veo, ¿y cómo te fue con Mirellita?

— ¡¡Otra!!... me fue bien, nos conocimos y la pasamos chévere.

— Que bien, ¿y a ti cómo te fue?

— Lo usual –dice el chino riendo–

— Este perro, nunca cambiará, no pues ser como Alfredo, él sí va a cambiar...

— ¡Jajaja! El día que este huevón cambie yo me caso con tu vieja, ¿estamos? Ahora largo de aquí, y deje de estar metiéndole ideas en la cabeza a este huevón, sólo falta que se me enamore, y ahí sí sería la cagada...


— Jugaste bien, gracias por dedicarme esa canasta.

— Te dedico mi vida y te la doy a ciegas, si eso te basta...

— Muchas de las chicas me han hablado de ti, y créeme que las cosas que me dicen no van a tu favor.

— Lo sé, esas viejas sólo se dedican al chisme y son unas resentidas porque nunca les hacemos caso.

— ¿Entonces tengo que creerles?

— Esa es tu decisión amor, yo puedo prometerte el mañana, pero no puedo comprar el ayer, si te han dicho que soy un perro frío y calculador y bla, bla, bla, pues es verdad, esa era mi vida, llena de mentiras y falsos amores, llena de excesos que sólo incrementaban el vacío en mí, necesitaba siempre a alguien para no sentirme solo, pero cuando te vi, había algo en ti que me hizo pensar en lo que es bueno para mí y es por eso que decidí cambiar, no por ti sino por mí, porque veo en ti que en verdad necesito hacerlo, no tengo miedo de entregarme, siento paz cuando estoy contigo, soy yo a tu lado.

— ¿Acaso nunca has encontrado a una flaca con la que te sientas así?

— La verdad, hay una flaca con la que siento paz y me encanta estar con ella, puedo conversar con ella de todo, y de nada, sin aburrirnos, a veces pienso en ella, y me llena un sentimiento de alegría; pero cada vez que me acerco a ella, siempre me da una negativa, creo que ella cree que es demasiado buena para mí, supongo que debe pensar así pues es la primera alumna en el salón, la más estudiosa y la preferida de los profesores, yo por otro lado, soy todo lo contrario a ella, así que lo único que hice es matar lo que sentía por ella.

— ¿Y cómo se llama? ¿vino con ustedes en este viaje?

— Na, ella no es muy fanática de los deportes.

— ¿Y cómo se llama?

— Mmmm... Elisabeth, ese es su nombre.

— Bonito nombre.

— ¿Y tú? ¿qué sientes por mí? –le pregunto–

— La verdad, siento que te amo, te amo por ser libre, te amo, por la persona en la que me estoy convirtiendo contigo; por dejarme ser libre; te amo, sin ataduras, sin miedo y no sabes lo profundo que es mi sentimiento, el cómo llegué a sentirlo no lo sé, es un arcano indescifrable, sólo sé que me ayudas a dar cada paso, cada respiro, cada sonrisa, eres la luz en la oscuridad de mis días, anduve escondida entre las sombras y tú con una mirada llegaste a mi corazón y le recordaste cómo latir, cada lágrima que cae de mí ahora lleva escrita tu nombre, cada rezo, cada suspiro, cada anhelo lo hago a través de ti para mí, porque tu energía y la mía se ayudan para poder crecer, y de esa manera tú y yo desaparecemos para transformarnos en nosotros, porque lo que es bueno para mí lo es para ti. Te amo y es la primera vez que lo hago y te juro que será la última, te amo ahora y te amaré por siempre, así esta promesa me cueste la vida, no amaré a otro hombre que no seas tú. Lo juro.

Nos quedamos en silencio no sé por cuanto tiempo.

Documento originalmente publicado en whitepuma.net en feb 28, 2004.

Nadie ha calificado esta entrada.
¡Califícala ahora!
Resultados: 0 puntos • Promedio: 0.000