En este momento me encuentro en mi casa, decidida – ¡ya por fin! – a comenzar esta composición. Llevaba varios días ya, – “sino es que semanas” -, al menos dos; pensando y pensando: – “que escribo”, “que escribo” – Pero por más cosas que buscaba no estaba segura del tema. Y dando vueltas y vueltas en mi cabeza, llegué a la conclusión de hablar de mi misma. Dice una frase célebre: “Uno escribe de lo que sabe”. Si, si, ya sé que parece muy ególatra y no es que mi vida sea muy interesante pero creo que es de lo que conozco más aunque no tenga mucha experiencia, ¡solo tengo 19 años! Tampoco quiero gritar a los cuatro vientos como soy, perdería todo el misterio. Considero que hay algo, ese algo en ti, que me hace confiar, creer que si alguna vez me encontrara en un aprieto, estarías ahí para apoyarme, darme un consejo o tal ves ayudarme, no lo sé de cierto, solo me gusta creerlo así.
Estos últimos días desde que “ÉL” ya no está conmigo, he sentido mi mundo caer poco a poco, aunque nadie lo ha notado afortunadamente. Antes jamás pensé que llegaría a confiar en alguien de la manera en que lo hice con “ÉL”. Volaba en las nubes y recorría el cielo, caminaba por el mundo de los sueños y las fantasías, y nunca me caí, llegué a tener ilusiones y pensamientos que en ningún momento atrás habría siquiera mencionado en una broma. Cada quien es responsable de su vida, en resumidas cuentas, creí, imaginé, soñé, me ilusione con cosas que tal ves nunca estuvieron ahí, era mi deseo, era mi anhelo, y nunca sucedió, a pesar de que todas mis fuerzas se concentraban en eso.
Ahora ya no sé que pensar ni que hacer, mis amigos – “aunque no lo creía, en realidad tengo amigos” – que conociendo mi situación siempre preguntan – “¿como estás?” – Y yo siempre les contesto con la mano – “mas o menos”-, no pensé que estuvieran ahí, pero ahí están y no tengo más que agradecerles. Siempre creyendo que debía apartarme de la gente y pensando que soy diferente, no soy la única que piensa así. En algún momento el querer ser único nos hace ser iguales a los demás. Supongo aún así a algunos nos gusta estar solos, aislados, como si una barrera invisible nos separara del resto del mundo, estamos marcados por nuestra personalidad y siempre será así, lo que podría ocurrir es que probablemente nunca entendamos lo que esto conlleva ¿una maldición o una bendición?
Y sin embargo seguimos caminando por las calles con el peso de nuestro propio ser, el dolor y el recuerdo de nuestros actos, sean buenos o malos. A veces nos sentimos tan lejos, como si no perteneciéramos a éste mundo, a esta raza, esta época; como si éste no fuera nuestro lugar. Frecuentemente me pongo a pensar en el “que sería si”, creo que ya me he torturado demasiado con todo eso. No puedo aceptar el hecho de que las cosas tengan que ser como son o como otras personas quieren que sean, simplemente me niego, y si a eso le llaman rebeldía, pues entonces soy rebelde, muy probablemente nuestra vidas no son exactamente como queremos o como “debieran” ser, como quisiera poder estar en el lugar de otra persona, ver la vida de otra manera, poder ser más alegre, más positiva, ser “perfecta”.
Parece bastante tonto y aún así cada día me levanto con la idea de ser mejor, intentar cosas nuevas, aprender de las pequeños detalles, son cosas que para nada me han ayudado, pasa el tiempo y creo que entre mejor eres más te exiges a ti mismo, entre mayores metas logras más insatisfecho estás con lo que haces, te olvidas del mundo, te olvidas de lo que realmente importa, te olvidas de ti mismo. Porque hay asuntos mucho más relevantes que mantener una reputación, ganar dinero, ser popular, y uno de ellos es SER TU MISMO, no digo hacer con mundo lo que se te de la gana; pero si creer y actuar de la manera que es correcta para ti y para tus proyectos.
Preferir perder u olvidar el orgullo, en vez de perder a los seres que amas. Cuando cae la noche, inevitablemente te enfrentas contigo mismo, con tus defectos y tus cualidades, lo que no te gusta y lo que adoras. Todo en ti mismo, el bien y el mal juntos otra vez.
Antes de conocerlo mi mundo era plano, y después todo empezó a tomar formas, matices y colores, pareciera como las piezas de un rompecabezas cuando caen en su lugar, hizo que el pasado se asemejara a una broma de mal gusto, mi habitual tristeza se esfumó, como el humo de una fogata al terminarse la fiesta, y pensé que estaba destinado a ser, cualquier cosa que pasara, fui una niña y recupere mi alegría, lo veía a los ojos y volvía creer en Dios, ni que decir de su sonrisa que me contagiaba y no tenía ya que fingir más sonrisas falsas. Me hacía creer en un futuro diferente, mejor, quería dejar de ser niña y ser solo de “ÉL”. Me encantaba estar entre sus brazos, porque era como si fueran hechos precisamente a mi medida para estar alrededor de mí.
El olor de su piel, el sabor de sus labios, solo el recuerdo hace que todo mi cuerpo se estremezca, y un calor inexplicable recorre mis nervios de la cabeza a los pies, y ahora todos esos recuerdos me devuelven una sonrisa, de que fue real, ¡de que yo soy real!, pasaran muchos años, seguiré recordando y diciendo que nunca es tarde para decir TE AMO. Porque ahora aunque no quiera y no me guste solo soy yo… sin “ÉL”.
Publicación original: whitepuma.net - Julio 22, 2007